Artículo: Los Mitos de la Autocompasión


Los Mitos de la Autocompasión.

Abrazo Compasivo

Las siguientes líneas son un resumen de los principales mitos que existen sobre la autocompasión y señalan los recientes descubrimientos que la ciencia ha encontrado sobre la materia.

  

1. La Autocompasión es una Forma de Lástima Hacia Uno Mismo.

Uno de los mitos más grandes acerca de la autocompasión es que significa sentir lástima por uno mismo, en realidad, la autocompasión es un antídoto para la lástima hacia uno mismo y para la tendencia a quejarnos sobre nuestra mala suerte. Esto no es porque la autocompasión nos permita desconectarnos de las cosas malas o negativas que ocurren en nuestra vida, de hecho, nos predispone a aceptar, experimentar y reconocer sentimientos de dificultad con amabilidad —lo cual paradójicamente nos ayuda a procesarlos y dejarlos ir más plenamente—. La investigación muestra que las personas autocompasivas son menos propensas a quedarse sumidas en pensamientos de lástima por sí mismas, acerca de cuán mal están las cosas. Esa es una de las razones por las que la gente autocompasiva tiene mejor salud mental.

 

2. La Autocompasión Significa Debilidad.

Las investigaciones recientes están descubriendo que la autocompasión es una de las más poderosas fuentes de afrontamiento y resiliencia, que tenemos disponible para nosotros. Cuando atravesamos crisis importantes en la vida, la autocompasión parece marcar la diferencia en nuestra capacidad para sobrevivir e incluso prosperar. No solo es importante cómo te enfrentas a la vida, sino cómo te relacionas contigo mismo cuando las cosas se ponen difíciles —como un aliado interno o un enemigo— lo que determina tu capacidad para afrontar dificultades exitosamente son tus niveles de autocompasión.

 

3. La Autocompasión me hará Autoindulgente.

Quizás el bloqueo más grande a la autocompasión es la creencia de que minará nuestra motivación para esforzarnos a hacerlo mejor. La idea es que, si no nos criticamos a nosotros mismos por no estar a la altura de nuestros estándares, automáticamente sucumbiremos en un derrotismo perezoso. Sin embargo, ahora hay una amplia investigación que claramente muestra que la autocompasión es una fuerza mucho más efectiva para la motivación personal, que el autocastigo.

 

Si podemos reconocer nuestros fracasos y malas acciones con amabilidad, en vez de juzgar, esto será mucho mejor para poder vernos a nosotros mismos claramente. Cuando podemos ver más allá de las lentes distorsionadas de la dura autocrítica, tomamos contacto con otras partes de nosotros mismos, las partes que cuidan y quieren a todos, incluso a nosotros mismos, con el objetivo de ser tan saludables y felices como sea posible. Esto aporta el ánimo y apoyo necesario para que demos lo mejor de nosotros y lo intentemos de nuevo.

 

4. La Autocompasión es Narcisista.

En nuestra sociedad, la alta autoestima exige ponerse de pie frente a una multitud (ser especial y estar siempre por encima de la media), es imposible estar por encima de la media en todo a la vez. Nosotros podemos destacar en algunas áreas, pero siempre habrá alguien más atractivo, exitoso, e inteligente que nosotros —lo que significa que nos sentimos fracasados siempre que nos comparamos con aquellos “mejores” que nosotros. Sin embargo, el deseo de vernos a nosotros mismos mejor que la media, para tener y mantener esa sensación escurridiza de alta autoestima, puede conducir a un comportamiento completamente repugnante. El énfasis colocado sobre la autoestima ha dado lugar a una tendencia preocupante: el narcicismo de la sociedad actual se encuentra en los niveles más altos jamás registrados.

 

La autocompasión es diferente a la autoestima. A pesar de que ambas están vinculadas al bienestar psicológico, la autoestima es una evaluación positiva del valor propio, mientras que la autocompasión no es para nada un juicio o una valoración. En cambio, la autocompasión es la forma de relacionarnos con el paisaje siempre cambiante que somos, con amabilidad y aceptación —especialmente cuando fracasamos o nos sentimos inadecuados—. En otras palabras, la autoestima requiere sentirse mejor que otros, mientras que la autocompasión requiere el reconocimiento de que nosotros compartimos la condición humana de la imperfección.

 

La autoestima es también de por sí, frágil, rebotando arriba y abajo de acuerdo con nuestro último éxito o fracaso. Pero la autocompasión está siempre allí para nosotros, una fuente fiable de apoyo, incluso cuando nuestra reserva mundana se ha estrellado. Todavía duele cuando nuestro orgullo se desvanece, pero podemos ser amables con nosotros mismos precisamente porque duele.

 

5. La Autocompasión es Egoísta.

Muchas personas son suspicaces con la autocompasión porque la mezclan con el egoísmo. La mayoría de la gente encuentra que cuando ellos están inmersos en la autocrítica, tienen realmente muy poco margen de maniobra para pensar en otra cosa que no sea su insuficiencia como seres inadecuados. De hecho, castigarte puede ser una forma paradójica de egocentrismo. Sin embargo, cuando podemos ser amables con nosotros mismos y nutrirnos, muchas de nuestras necesidades emocionales se encuentran satisfechas, dejándonos en una mejor posición para enfocarnos en los demás.

 

Desafortunadamente, el ideal de ser modesto, humilde y cuidador del bienestar de los demás viene a menudo con el corolario de que nos debemos tratar mal a nosotros mismos. Lo irónico es que ser bueno contigo mismo realmente te ayuda a ser bueno con los demás, mientras que ser malo contigo mismo sólo se interpone en ese camino.

 

Conclusión.

Cuando nos ocupamos de nosotros mismos con ternura, en respuesta al sufrimiento, nuestro corazón se abre. La compasión activa nuestra capacidad para el amor, la sabiduría, la valentía y la generosidad. Es un estado mental y emocional que es ilimitado y sin dirección, basado en las grandes tradiciones espirituales del mundo, pero a disposición de todas las personas, por el simple hecho de ser humanos. En un giro sorprendente, el poder nutritivo de la autocompasión está siendo iluminado ahora por la práctica, métodos sólidos de la ciencia empírica y un creciente grupo de literatura de investigación, que está demostrando de manera concluyente que la autocompasión no es sólo fundamental en la salud mental, sino que puede enriquecerse a través del aprendizaje y la práctica, al igual que muchos otros buenos hábitos.

 

Los terapeutas han sabido durante mucho tiempo que ser amables con nosotros mismos, no es un lujo egoísta —como a menudo se cree— sino el ejercicio de un regalo que nos hace más felices. Ahora, finalmente, la ciencia está demostrando este aspecto.